Noviembre.

Realmente, un mes que nunca me ha gustado. Es gris, frío y triste, pero tal vez por todo lo que eché de menos el invierno, este verano tan largo como caluroso, haya venido esta súbita adoración del mes otoñal.
Sus cielos color perla me inspiran. Antes, los traducía directamente como tristeza, pero hoy cobra otro matiz: arte, belleza.

Un, dos, tres. Me dejo caer en la cama, refugiándome en las sábanas, huyendo del mundo real y escapándome al mío propio, utópico, cómo no.

Intento darle a cada día una dosis de emoción, hasta que termine agotándose.

***


Al contrario que en los últimos años de mi vida, me siento motivada por algo.
Quiero aprender, quiero crear, quiero imaginar, quiero vivir.
Quiero seguir soñando, llorando y riendo. Sentir.
Y espero no recaer en ese bucle de melancolía y caos, tan propio de mí.

Aire, oxígeno de mis pulmones. Inhala-exhala.

Si salgo a la calle, te noto.
Si respiro, te siento.
Si me faltas, me asfixio.

Eres tan como el aire...