Keine Lust.

Me encantan estos días en los que te das cuenta de que a la mañana cuando te levantas, y sales de casa a las ocho, no es de noche. Y que a eso de las seis no es de noche... Y a las seis y media tampoco. A las siete ya sí. Pero no importa; es un momento en el que te das cuenta que el invierno se va pasando, y que ya queda mes y algo para la primavera, y por tanto menos para el verano.
Estas observaciones me alegran mi día a día; además, no hace tanto frío como en enero (o eso me parece).
Es genial.

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