Por qué...
¿Por qué siempre me haces esto?
Sé que lo haces para hacerme daño, sin duda. Pero, luego te preguntas que por qué te trato de forma distinta, e intentas hacerme sentir culpable.
¿Sabes?
El rencor que te tenía creía haberlo perdido, pero ahora no ha hecho sino volver. Pero porque tú así lo has querido.
No intentes comerme la cabeza, no sirve. No.
Y que estas lágrimas de rabia e ira no vuelvan a aparecer... No te mereces ni eso.
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