Dile que eres libre y que no dependes de nadie, que nada te atará a ningún poste con una jodida cadena oxidada de viejo hierro, y, ante todo, no olvides decirle que antes no eras así.
Antes buscabas la libertad por encima de todo, te escapabas del lugar que fuera simplemente para sentir la excitación que te provocaba huir de tus responsabilidades.
Pero con el tiempo, no quedó más remedio que mentirte a ti mismo, no eres más que otra marioneta del sistema, a punto de ser utilizada. Te convencieron para estudiar y buscar un trabajo, ¿qué más dejarás que hagan con tu maldita mente?
Te diré cuál fue tu perdición: la televisión. Dejarte engatusar por aquellas personas que gritaban a los cuatro vientos cómo había que ser, cómo había que pensar y cómo había que amar...
En aquel momento, tu cerebro, tan hiperactivo y curioso sólo pudo responder de una manera: obedeciendo a aquellos estúpidos estándares que sólo perseguían controlar a todos cuantos pudieran, en beneficio de unos cuantos impresentables en busca de dinero y más dinero.
Te dejo este mensaje aquí, esperando que respondas y que pienses por ti mismo, hace tanto que no lo haces...
En estos momentos estaré en camino de cambiar algo en el mundo, por completo. Más de ocho mil personas y yo intentaremos cambiar lo más difícil de modificar en el mundo: la mentalidad humana.
Vamos a cortar todas las transmisiones de televisión posibles, y para ello nos infiltraremos donde haga falta.
Vamos a traer el pensamiento de vuelta a este mundo.
Aunque cueste un millón de años.

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