Control

El futuro sigue borroso, intangible, impredecible, como siempre. 
¿El presente? 

Todo bien, ¿y tú? Llevo mucho sin oír de tu vida.
He escuchado que te va todo bien.
Pues aquí, todo ha mejorado, teniendo en cuenta cómo dejaste todo. Parecía que hubiera pasado un huracán. Todo roto, las cortinas rasgadas, los libros tirados en el suelo, desgarradas las páginas, por tu empeño en que no siguiera leyendo ficción. ¿Para qué hacerlo? Solo aumentaría mi disconformidad con la vida, comparar una gran tragedia clásica con mi día a día mediocre bajarían aún más mis ganas de salir a la calle, a vivir.
Tú destrozaste todo sin apenas preguntarme. ¡Qué falta de respeto! Y yo, no pude hacer más que permitírtelo.
Sin embargo, me doy cuenta de que ya está todo arreglado. Las cosas están en su sitio, limpias, ordenadas. 
Te perdí la vista hace... ¿hace tan poco? Se antojaban siglos en mi mente...
Pero el problema no era tu vista, eran tus recuerdos, y se fueron apagando muy lentamente. Tenuemente, con tranquilidad. Como aquella bombilla del bar, que titiló durante meses, meses y meses, hasta que, por fin, pudo apagarse.
No quisiera atacar más, pero sí, no me iban tan bien las cosas desde antes de conocerte.
¡Enamorarte de tu némesis! Suena tan ficticio, que apenas me lo creo. 
Por otro lado, me gusta pensar que mi destrucción fue también mi salvación. He ahí el porqué de esta llamada. Menos mal que lo has cogido y no ha saltado el buzón de voz, porque me pongo realmente nerviosa cuando quiero decirte tantas verdades y no hay nadie al otro lado que me respalde con una simple respiración o un monosílabo, aunque sea.
No puedo más que decirte, que te quiero por ser otro elemento esencial a la suma que soy. Porque a pesar de lo horrible como persona que eres, lo que provocas en la gente es algo maravilloso, de valor incalculable. Y a mí me has dado un poco más de lección de vida, dura y sabia como el tiempo; como tú.
Ahora tengo el control, te lo quité sin que te dieras cuenta, ¡no me mientas diciendo que te importaba!
Sin quererlo, he convertido esta llamada en un pequeño manifiesto a las consecuencias de un amor fallido.
No me llames. Solo quería decírtelo de algún modo. 
Te dejo con tu destrucción, pero no abuses de ella. Alguien puede salir herido, como yo lo hice un día. Moderación. Control.

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